INFORMACIÓN DEL CAPITÁN ALATRISTE
El capitán Alatriste; Arturo y Carlota Pérez-Reverte
INDICE
Resúmenes
por capítulos................................................2-6
Definiciones
de palabras.................................................7-8
Personajes
del libro.........................................................9-11
Madrid y
el Alatriste........................................................12-14
Crítica................................................................................15
Bibliografía.......................................................................16
RESÚMENES
POR CAPÍTULOS
LA TABERNA DEL TURCO
Íñigo es un chico que
nos narra el libro. Su padre era muy amigo de Diego Alatriste, por eso le dijo
que se quedaría con él. Un día su madre le preparó para mandarle a vivir con el
capitán Ala triste con un primo suyo que iba a Madrid.
Íñigo llegó y el
capitán salía de la cárcel. Tenía una barba bastante larga y no tenía muy
buenas pintas. Se arregló un poco; lavando la ropa, yendo a la peluquería... y
se fue con Íñigo a "La Taberna del Turco" dónde el capitán se solía
reunir con sus amigos.
Llegaron a la Taberna
y; cómo no; se encontraron con Francisco de Quevedo borracho y bebiendo, que
era amigo del capitán. Quevedo siempre solía ir borracho, y cuando iba borracho
solía retar a la gente que tenía cerca.
Ésta vez retó a los
que estaban en la mesa con ellos, y el capitán, un poco avergonzado le decía
que parase y que no retase a nadie. Quevedo seguía insistiendo, pero el capitán
no le dejaba, insultaba a las otras personas y, ante esa situación el capitán
les tuvo que decir a los demás que le entendiesen, que no era situación ni para
huir ni para enfrentarse. Al final no pasó nada y el capitán se tuvo que
disculpar por Quevedo.
Luego aparece Martín
Saldaña y le dice al capitán que si se da cuenta de que ahora que ha salido de
la cárcel no tiene nada y que si piensa seguir así. Para solucionarlo Saldaña
le ofrece un trabajo, una emboscada por la que le pagarán mucho y ya casi
tendrá más o menos la vida solucionada.
LOS ENMASCARADOS
Saldaña le explica a
Alatriste todo lo que tiene que hacer para encontrarse con la persona que le
explicará la misión. Después de hacer todo bien hay un hombre de cabeza redonda
que le explica al capitán y a la otra persona (el italiano) lo que deben de
hacer.
La noche del viernes
pasarán 2 hombres en caballo; y ellos deberán atacarles (o sin sangre o con muy
poca) para quitarles todas sus bolsas o todo lo que lleven. Pueden herir al
rubio, pero herirle muy poco, apenas tocarle, alguna magulladura en el brazo,
pierna... peor que no quiere sangre. Después les pagarán esa noche un hombre
que estará en la oscuridad.
Los 2 aceptan, pero
luego aparece otra persona que les ofrece otra cosa; que es matarles por
completo y que les dará mucho dinero. Alatriste piensa que no porque el otro
parecía un bueno hombre. Cómo el que se lo ofrece no les ve muy convencidos les
dice que viene de la Iglesia y que si no serán castigados. En ese tiempo se
tiene mucho miedo a la Iglesia y saben lo que les puede pasar después, por eso
se quedan con esa oferta que les va a pagar mejor y que; ellos creen; que es
más fácil matar que no solo dejar herido a alguien.
UNA PEQUEÑA DAMA
Es un capítulo un
poco raro en el que el autor mezcla dos cosas y no se entiende muy bien.
Estaba Íñigo en la
Taberna y el capitán estaba en una mesa reservada por Caridad con sus amigos.
Estaban hablando de problemas de ignorancia, de economía... (de lo que siempre
solían hablar y discutir). Llegó Quevedo y se sentó con ellos, empezó a beber y
acabó borracho como siempre, también dijo que quería retar pero el capitán no
sabía a quién. Se lo preguntó y le respondió que a la sociedad, a la
ignorancia; a la España de la época.
En la “segunda parte”
Íñigo está fuera de la Taberna y pasa, como todos los días, un carruaje que
lleva a una niña de unos 11 años de la que él se ha enamorado. Normalmente
pasan por la taberna de paso, pero ésta vez se detienen unos 20 pasos antes y
él se acerca a ver a la niña. El conductor le mira con mala cara pero hasta que
no arranca Iñigo no se retira. La niña se asoma a la ventana, pone la mano y
sonríe un poco; una sonrisa que él no sabe cómo interpretar. Es la chica que
está en el rincón de su corazón.
LA EMBOSCADA
Alatriste y el
italiano estaban ya preparados para lal emboscada. Habían preparado un
farolillo en la esquina para ellos poder ver a los rivales, pero los rivales no
a ellos. Iban vestidos de negros, con las armas preparadas. Ya habían hecho el
reparto. El joven le tocaba a Alatriste y el otro le tocaba al italiano.
Ya eran un poco más
de las 8 y se oyeron como los dos hombres se iban acercando. Estaban ya cerca y
tenían que atacar, Alatriste no conocía al suyo, pero parece que el italiano si
y se pusieron a pelear.
Estuvieron peleando
mientras los ingleses gritaban algo referente al cuartel que despistaba a los
otros dos un poco. Alatriste estuvo pensando un poco cuando le costaba matar a
su rival, pensaba que porqué unos solo les querían herir y el otro les quería
matar. El italiano ya casi había vencido pero vio a Alatriste un poco dudoso y
paró.
Alatriste le dijo que
parase que les dejaría aunque le costase el cuello, asumiría las consecuencias.
Al principio el italiano no estaba muy de acuerdo y siguió intentándole matar,
aunque Alatriste con su espada paraba los golpes que le intentaba dar.
Al final les dejaron
irse y no les mataron. Alatriste dijo que otro día les matarían.
LOS DOS INGLESES
El italiano se fue, y
el capitán ayudó al inglés a curar al joven que tenía un rasguño en el brazo,
que no iba a necesitar ni cabestrillo.
Los ingleses no se
fiaban mucho ya que, era muy extraño que después de que les hubiese intentado
matar ahora les estuviese ayudando, pero al no pasar nada pensaron que ya no
corrían peligro.
Después de que les
ayudase, cuando ya estaban bien le empezaron a preguntar que quién era y que
porqué primero les querían matar y luego les ayuda. El capitán no cree que deba
responder a las preguntas y no contesta.
A los ingleses les da
miedo ir a su destino solos y le preguntan al capitán si les puede ayudar. Pero
dice que no. Aunque piensa que él necesita un lugar para dormir y donde
refugiarse esa noche y piensa ir a ver a su amigo, el conde de Guadalmedina y
le cuenta la historia. El conde le dice que los ingleses no son quiénes él se
piensa y le explica quién es uno de ellos.
El conde decide ir
con los ingleses y con unos criados suyos (todos armados) al destino de los
ingleses (casa de las Siete Chimeneas). El capitán se quedará a dormir esa
noche en la casa del conde.
Antes de irse hacia
esa casa el capitán habla con los ingleses que le dicen que siempre estarán
agradecidos de que no les haya matado sin que importe quién sea y que buscasen.
También le dice que el verdadero heredero del rey Jacobo de Inglaterra está en
Madrid, aunque lo que pasó esa noche no se puede publicar se sabrá que un tal
Diego Alatriste podía haberles matado pero no quiso.
EL ARTE DE HACER
ENEMIGOS
El otro inglés era
Carlos Estuardo. El capitán se entera en éste capítulo de que venía a casarse
con doña María que era española y se uniría España con Inglaterra, para que
surgiera el fin de la enemistad entre ambos. Comprendió porque les habían
mandado ir a matarles y era porque a esas personas no les convenía ese
matrimonio ni esa unión entre España e Inglaterra.
Al día siguiente tuvo
lugar una reunión en la que todos comentaban lo que había ocurrido. Íñigo no
estaba con el capitán si no que estaba con la Lebrijana a ver al príncipe a al
Plaza Mayor.
En la plaza mayor se
encuentra con la chica de la que se había enamorado y están hablando. La chica
se lo cuenta al que hay con él en la carroza y se asoma a la ventana con cara
de extraño al oír el nombre de capitán Alatriste.
LA RÚA
DEL PRADO
Al día siguiente de
que todos se enterasen había un desfile en el que había muchas caravanas, pero
el príncipe Carlos estaba metido en una que habían prohibido señalar puesto que
no se podía saber quién era (de hecho no se sabía) y María, su futura esposa,
iba en otra que se paseaba buscando a su prometido. Para reconocerla llevaba
una cosa azul en el brazo.
Luego, Martín
advierte a Alatriste y a Saldaña que están en peligro, puesto que no habían
hecho lo que les habían dicho respecto a los ingleses.
Martín les dice que
les debe llevar a un sitio que no puede desvelar, pero lo que sí que les dice
es que el no les va a matar y que será mejor que vallan y también que deberían
haber huido ya.
Alatriste y Saldaña
se acaban decidiendo por ir aunque con un poco de miedo, el capitán piensa que
le van a matar.
Íñigo estaba escondido
escuchando y cuando acabaron y se fueron él cogió unas armas que había colgadas
y sobre la mesa y salió detrás. Veía como todo era muy raro y se sentía muy
inquieto pero aún así era valiente y estaba dispuesto a esperar ya que
Alatriste era amigo de su padre y no le podía abandonar.
EL
POTRILLO DE LAS ÁNIMAS
Saldaña lleva a l
capitán al Potrillo de las ánimas que es un lugar del que tiene miedo de ir
puesto que no va nadie.
Allí está el
enmascarado que le mandó herir a los ingleses junto a Balboa. Le empiezan a
hacer un interrogatorio a la vez que apuntan lo que responde. Le dicen que
porqué no les mató o hizo lo que les mandaron y que si había dicho a alguien lo
ocurrido. El capitán contestaba un poco asustado a todas las preguntes.
Cuando acabaron el interrogatorio
dejaron que el capitán se fuese. Le dijeron que ellos ya habían acabado y que
por su parte ser podía ir.
El capitán estaba muy
extrañado y empezó a preguntar que si le dejarían irse tan fácil, si no le iban
a matar ni nada perecido. Ellos se limitaron a decir que habían acabado.
Íñigo que estaba
fuera estaba asustado porque no salían, y e fue a la otra puerta donde vio en
al plaza a 3 a punto de pelear pero no sabía quién eran.
Se acercó un poco más
y distinguió al capitán, como le vio en peligro decidió ayudarle y apuntó con
la pistola a uno de sus rivales y le dejó herido. Mientras el capitán se
peleaba con un italiano que le dejó tirado en el suelo, el capitán no le
reconocía pero al final, cuando se fue el hombre le dijo que era Gualterio Malatesta.
El capitán no estaba
herido del todo y se levantó a ayudar al otro herido y mandó a Íñigo a por su
capa para tapar un poco la sangre del otro e intentar salvarle.
LAS
GRADAS DE SAN FELIPE
Habla de un lugar
(una especie de anfiteatro de semicírculo) al que Alatriste va de vez en cuando
y habla con sus amigos.
Después del duelo que
tiene la noche anterior y antes de acudir a la obra de Lope va a las Gradas de
San Felipe y está hablando con sus amigos, de los cuales algún trozo de lo que
dicen sale en el libro.
EL CORRAL DEL
PRÍNCIPE
El capitán e Íñigo
van a ver una representación de su amigo Lope de Vega. Cuando van hacia allí se
encuentra con sus amigos aunque en las gradas se tienen que sentar separados ya
que está lleno.
Empieza la obra e
Íñigo se enamora de Laura, una chica que hacía la obra.
El capitán está de
pie junto a Íñigo, intentando hacer hueco para que vea bien. Mientras están
viendo la actuación hay un hombre que le está chistando al capitán para que se
calle (pero el capitán no le está hablando). En la segunda actuación le pasa lo
mismo pero está vez no es uno si no que son dos. Como el capitán había usado
esa técnica alguna vez se da cuenta que lo que quieren es pelear. Pero ahora no
son dos, son 5; y aunque el capitán corra mucho peligro (5&1), decide
luchar.
Son 5 contra uno y el
rey (que estaba presente en la parte de arriba lo ve), y manda a una de sus
personas a separarles y poner orden. Antes de que fuese a decir nada también se
une Quevedo a la pelea, y los dos ingleses (los cuales decían que debían la
vida al capitán). Cuando toda la gente que estaba observando vio aparecer a los
ingleses empezaron a aplaudir.
Cuando sucedió esto
el rey reaccionó y ordeno que cesara la locura, y en esas se le cayó un guante
lo que le hizo perder los papeles.
EL SELLO Y LA CARTA
Cogen presos a
Alatriste y a otros dos, el resto o está herido, o ha escapado o le han dejado
irse.
Al capitán le mandan
ir donde el conde de Olivares. Cuando está allí está un poco asustado ya que le
ve tras una mesa llena de cartas y leyendo alguna; pero lo que está haciendo es
revisando la historia (guerras en las que ha participado, si ha sido herido o
no, a quién ha matado...).
El conde quiere saber
quiénes estaban implicados en la emboscada contra los ingleses, pero el capitán
se resiste a contarle la verdad.
Mientras están
hablando aparece Luis de Alquézar y hablan de eso. Él era uno de los
enmascarados y como sabía quién había participado implica, pero de manera
indirecta, a Fray Emilio Bocanegra.
Al capitán le dan un
cofre que habían dejado, en agradecimiento, los dos ingleses. El cofre estaba
muy bien decorado. Dentro había un anillo con un sello con las tres plumas del
heredero de Inglaterra gravadas.
También le dio una
carta escrita en inglés en al que decía que cualquier súbdito de la Majestad
Británica estaba obligado a prestar ayuda al capitán siempre que él la pidiese.
DEFINICIONES
DE PALABRAS
Vorágine:
Remolino
impetuoso que hacen en algunos parajes las aguas del mar, de los ríos o de los
lagos. / Confusión, desorden y precipitación en los sentimientos, forma de
vida, etc
Apócrifo:
Obra
que no pertenece al autor al que se le atribuye.
Jergón: Colchón de
paja, esparto o hierba.
Glauca: es un color.
Verde claro.
Escudriñar:
Examinar,
indagar y averiguar algo con cuidado y atención.
Desabrido:
Áspero
y desapacible en el trato a otras personas.
Febriles:
Se
dice del que tiene fiebre.
Impíos: Falto de
piedad religiosa / incrédulo, ateo, que no respeta lo sagrado.
Yantar: En la Edad
Media se llamó en León y Castilla yantar (en Aragón y Navarra significaba
"cena") a un tributo público que resultó de la redención en metálico
del servicio personal de hospedaje
Milord: Españolización
de “my lord”, tratamiento dado a los nobles ingleses
Pardiez: Se usa como
fórmula de juramento
Fámulo: criado o
sirviente de un convento u otro medio eclesiástico.
Baladí: algo que es
de poca sustancia o importancia.
Rubricar:
Suscribir,
dar testimonio de una cosa / poner uno su rúbrica (rasgo o conjunto de rasgos
de figura determinada que, como parte de la firma, pone cada cual después de su
nombre)
Rúa:zanja, hoyo;
vómito, vomitar; número dos; zona de pesca
Recato: Cautela,
prudencia, reserva, honestidad, decencia.
Tahalí: Cinturón de
cuero de los "armados" donde llevan el machete
Ardite: Moneda de
poco valor
Cariz: Aspecto que
presenta una determinada cuestión
Donaire: Designa el
papel que desempeña el "gracioso" en las comedias del teatro de Lope
y de sus seguidores
Basquiñas:
Falda,
normalmente negra, larga y con muchos pliegues, que usaban las mujeres para
salir a la calle
Celosías:
Enrejado
de pequeños listones, generalmente de madera o hierro, que se coloca en las
ventanas y otros huecos análogos para poder ver a través de él sin ser visto.
PERSONAJES
DEL LIBRO
Diego
Alatriste y Tenorio: éste es su nombre completo aunque se le nombra con
“capitán Alatriste”. Lo de capitán es un apodo que viene de sus sueños como
soldado en Flandes. Regresó a Madrid tras ser herido en la batalla de Fleurs.
Es el protagonista del libro junto a Íñigo que es el que cuenta lo que sucede.
Diego
Velázquez: nace
en Sevilla. Y es bautizado en 1599. Aprendió letras, la filosofía de su tiempo
y algunas lenguas, posiblemente el latín, el italiano y, seguramente, también
francés, pues se sabe que acompañó a visitantes ilustres y al embajador de
Francia. Estudió en san Enermgildo. Era el pintor de la Corte de Madrid. Aunque
se nació en Sevilla se trasladó a la Corte de Madrid.
Lope
Balboa: soldado
que nació en Sevilla pero que vivía en el País Vasco. Es el padre de Íñigo. Era
compañero de armas de Alatriste en la guerra y el capitán le prometió que él
cuidará a su hijo. Les unía una gran amistad.
Luis de
Alquézar: letrado
aragonés que estudió en Zaragoza e inició su carrera como escribano de la Real
Audiencia de la capital aragonesa. Llegó al Consejo de Aragón hacia 1610.
Contando con el apoyo de Olivares, alcanzó el preciado cargo de secretario real
en 1623. Ese mismo año conoció a Diego Alatriste
Gualterio
Malatesta: es
un espadachín italiano, sarcástico y peligroso. Entra al servicio de Luis de
Alquézar y se queda con él para siempre. Luis de Alquézar y Malatesta odian
profundamente a Alatriste, y parece que es eso lo que les une más.
Angélica
de Alquézar: es
la sobrina de Luis de Alquézar y menina de la reina. Es una niña muy guapa, con
ojos azules y grandes de la que Íñigo se enamora locamente. Aunque él no sabe
que esa niña es una niña muy mala, que parece el diablo.
Íñigo
Balboa: es
el narrador del libro, es un chico de 12 años. Su padre era Lope Balboa y fue
camarada de Alatriste en el ejército. Murió en Flandes, y Alatriste le prometió
que cuidaría de su hijo. Cuando cumplió los 12 años si made le mandó a Madrid a
servicio del capitán. Nació en Oñate.
Conde de
Guadalmedina: era muy amigo de Felipe IV y eso hacía que tuviese una
gran influencia en la corte. A los veinte algún años ya formaba parte del
estado mayor del duque de Osuna. Peleaba contra turcos y venecianos. Fue ahí
cuando se hizo amigo de Alatriste.
Bartolo
Cagafuego: hombre
muy valiente, de Madrid aunque decía más de lo que hacía. Estuvo preso en la
cárcel. Fue condenado a galeras; y gracias a la intervención de Alatriste fue
liberado de la cárcel.
Francisco
de Quevedo: Buen
poeta y fiel amigo de Alatriste. Siempre está dispuesto a pelear o a recitar un
poema. Es satírico y criticón, tiene muy mal genio y le crea muchos enemigos en
ala Corte. Aunque el que más es Góngora, aparte de que es otro poeta.
Caridad
la Lebrijana: nació en Sevilla pero vivió en Madrid. Trabajo 6 años
como actriz, y luego como prostituta. Trabajaba en la Taberna del Turco, donde
Alatriste y sus amigos se reunían. Era la amante de Alatriste e Íñigo al
describe como una mujer muy guapa.
Dómine
Pérez: Jesuita
madrileño, sacerdote en la iglesia de San Pedro y San Pablo de Madrid. Amigo de
Diego Alatriste, preceptor de Íñigo Balboa y contertulio de la Taberna del
Turco.
Luis de
Góngora: nació
en Córdoba. Estudia gramática. Escribe poemas y publica algunos. Es un gran
enemigo y odiado de Francisco de Quevedo.
Martín
Saldaña: Es
un soldado de las guerras de Flandes. Tras su licencia, y gracias a su cuñado
mayordomo en Palacio. Fue nombrado teniente de alguaciles. Era muy amigo de
Alatriste y procura favorecerle siempre que puede.
Fray
Emilio Bocanegra: Es un fraile dominico fanático e implacable. Su posición
como presidente del Consejo de los Seis Jueces dentro de la Santa Inquisición
le permite obrar sin miedo a castigo alguno.
Conde de
Olivares: era
el valido del rey Felipe IV y su poder era inmenso. Era un monarca joven. Le
gustaba más la fiesta y al caza que los asuntos de gobierno.
Fadrique
el tuerto: Boticario
con tienda abierta en la madrileña plaza de Puerta Cerrada. Amigo de Diego
Alatriste y contertulio de la taberna del Turco.
Lope de
Vega: nace
en Madrid pero pasa una temporada en Sevilla (sus primeros años) en casa de su
tío. Cuando es joven se fuga de casa con un amigo. Empieza a escribir poemas y
a publicarlos. Viaja mucho pero tras una crisis religiosa vuelva a Madrid.
También escribe comedias que luego se representan. Su muerte fue un hecho muy
importante.
Álvaro de
la Marca: miembro
de la Corte de Felipe IV. Luchó en Nápoles donde conoció y tuvo en favor al
Capitán Alatriste, quien en una oportunidad le salvó la vida. Al momento de la
historia goza de la predilección del rey y del Conde de Olivares.
Fernando
Gonzaga de la Marca: héroe de las campañas de Flandes en tiempos
del gran Felipe II y de su sucesor Felipe III.
Carlos
Estuardo: Es
el príncipe de Gales que viene para casarse son la infanta María, y es uno de
los dos ingleses los cuales mandan matar a Alatriste y al italiano.
Madame de
Aulnoy: escritora
francesa conocida por sus cuentos de hadas. Era miembro de una familia noble.
Se casó con uno que la sacaba 30años y tuvo tres hijos con éste. Se asentó en
Paris.
Martín
Saldaña: soldado
retirado. Coincidió en los tercios de Flandes con Alatriste. En 1623 fue el
encargado de investigar el caso de la dueña que apareció estrangulada en una
silla de manos, asunto ligado al asalto al convento de las adoratrices benitas
en el que participó Alatriste.
Vélez de
Guevara: dramaturgo
y novelista español del Siglo de Oro dentro de la estética
del Barroco conocida
como Conceptismo. Fue hijo
del licenciado Diego Vélez de Dueñas y de Francisca Santander. Estudió en Osuna
(1596) y fue soldado en Italia en el ejército del Conde de Fuentes,
participando en las campañas de Saboya y Milán bajo el nombre de Luis Vélez de
Santander
Luis
Quiñónez de Benavente: nació y vivió en Toledo hasta 1617. Se hizo
clérigo muy joven. Era un gran amigo de Lope de Vega.
María de
Castro: es
una artista que aparece en la comedia que Lope representa.
Gaspar de
Guzmán: nació
en Roma y estudió en Salamanca. Es el duque de Olivares. Sus hermanos murieron
y junto a su padre se metieron en la Corte de Madrid y Valladolid. Se va de la
Corte y en 1615 vuelve al servicio del futuro Felipe IV.
Rodrigo
Calderón: Marqués
de Lerma en el siglo XVI-XVII.
Ambrosio
de Spínola:
Marqués de Balbases. Tras un fracaso en un enfrentamiento judicial con los
Doria decidió retirarse de la ciudad y mejorar la fortuna de su casa sirviendo
a la monarquía española en Flandes.
Personajes
no información: Miguel de Orduña, Inés de Zúñiga, Saavedra Fajardo,
Hurtado de Mendoza, Infanta María, Álvarez de Sidonia, Juan Vicuña.
MADRID Y
EL ALATRISTE
Éste Madrid es una
ciudad fea y muy ruin, excepto algún edificio que nos dice lo contrario, y nos
demuestra que era la capital más poderosa del mundo. Las calles eran de tierra
y sin aceras. La mayoría de las casas eran bajas y los edificios oscuros y
feos.
LOS
ORÍGENES:
Hasta Felipe II,
Madrid era un pueblo en torno a un castillo más alto. Se convirtió en capital
del reino tras unos problemas y cambios de reyes que hubo. Creció rápidamente y
en menos de 5 años ya tenía 2500 casas, 14 parroquias y 20 conventos. En 1571
la población pasaba de los 14000.
Una persona que pasó
por allí en el siglo XVII hizo un retrato en el que Madrid daba pena. No había
planificación urbanística, solo había una débil muralla...
LOS
HABITANTES
Tiene una numerosa
población flotante, muchas de las personas que van a al capital a arreglar
asuntos están obligados a quedarse, y así se produce un aumento de la
población. Ésta gente se tiene que dedicar a algo y, así se va formando una
ciudad; empiezan a aparecer bares, gente que se dedican a los servicios...
Las plazas
principales estaban llenas de movimiento y con mucha vida. Y por la tarde mucha
gente acude al paseo del Prado para presumir de sus carruajes y de sus
posesiones.
Por la noche es un
lugar peligroso y pocos se atreven a salir. Los que salen van armados y
normalmente con escoltas.
PROBLEMAS
CON LA HIGIENE Y EL OLOR
Nadie recogía la
basura y no había ningún tipo de alcantarillado, los retretes suelen tener un
agujero que de vez en cuando vacían los poceros. La basura se arrojaba a la vía
pública, ya que no tenían otro sitio al que tirarla. Ésta se pudría al sol y
apestaba. También se incluía al olor los muertos de algunas tumbas que se
cerraban mal.
Como no tenían
retrete, muchas veces lo tiraban todo por la ventana, pero una ley dice que no
se podrá tirar por la ventana y que se deberá tirar pro al puerta, en invierno
a partir de las 10 de la noche y en verano a partir de las 11.
EL HONOR
El honor se empieza a
confundir con la honra, y los plebeyos empiezan con decisiones aristócratas
para defenderlo. Todo tipo de hombre tiene honor y se valora por encima de
todas las cosas. Cualquier gesto raro sirve para que un hombre se sienta
deshonrado y no dudar en matar. El honor nace de la dignidad propia pero
depende de la opinión de los demás, que son quienes dan y quitan el honor.
DUELOS Y
DESAFÍOS
Se solían enfrentar
los mejores guerreros de cada bando, y se acordaba que el resultado decidiera
la lucha, sin intervenir los ejércitos, y así ahorraban sangre. Cuando los
bárbaros ocupaban el imperio lo cambiaron y decían que dos personas que tenían
una diferencia se enfrentaban para que Dios concediera la victoria a quién
llevase razón.
En la época de
Alatriste fue cuando surgieron las primeras reglas. Se establecen códigos de
honor, que eliminan las malas usanzas.
LA VIDA
EN LA CORTE
Felipe IV aborrece su
papel de rey, ya que está sometido a una estricta normativa que no encaja bien
con su carácter, aunque nunca rompe la autoridad que le impone su etiqueta ya
que le han enseñado que uno de los pilares de la majestad de al realeza es la
gravedad del soberano.
La vida cortesana
transcurre en los sitios y palacios reales. El primero es el Alcázar Real y el
Buen retiro.
LA VIDA
COTIDIANA
Los españoles del Siglo
de Oro no son iguales ante lal ley. Se dividen en dos grandes grupos (nobles o
hidalgos y los plebeyos). Los primeros tienen privilegios y los segundos solo
obligaciones.
La grandeza de un
señor se miraba según el número de criados que tiene, y también depende de la
antigüedad de los criados.
La gente de ésta
época se preocupaba mucho de su aspecto y suelen vestir con lujo. Las damas
llevan vestidos muy ajustados con corsé, y de cintura para abajo parece una
campana y son muy anchos.
Agranda el escote y
cada vez se lleva más grande, aunque aparece una ley que lo prohíbe excepto
para mujeres que trabajen con su cuerpo.
Los hombres visten un
pantalón hasta debajo de la rodilla (calzón) y una chaqueta ceñida del cuerpo
hasta la cintura. Lo completan con una capa de paño que sirve de abrigo de día
y de manta de noche, y un sombrero de ala ancha que a veces hace de paraguas.
LA
ECONOMÍA
La principal
producción de ésta época es la ganadera y agrícola. Entre el 80 y el 85% de las
personas viven de ello, aunque de éstos, pocos son propietarios de la tierra
que cultivan. El cultivo principal es el trigo y la cebada; ya que le pan es el
alimento básico y éste está hecho de trigo.
Después está la
importancia del vino y la vid.
La agricultura es
pobre y poco productiva por la aridez del clima. Los campesinos siguen
utilizando el arado romano, de madera y aún no conocen la rueda o no saben
usarla.
Un gran problema es
la financiación de las guerras. El ejército está mal organizado y hace que las
guerras sean más caras y que haya menos dinero. Las grandes guerras a las que
España se enfrenta; tanto con otros países como en el interior, provocan que el
dinero descienda notablemente y que pierdan mucho dinero.
Los artesanos y
comerciantes constituyen una pequeña parte de los campesinos, que solo alcanza
cierta entidad en las ciudades más importantes. La escasez del dinero hace que
es autoabastecimiento esté muy extendido, y como no había puentes no nada era
muy difícil transportar las mercancías.
La producción
artesanal está sometida a una reglamentación muy rigurosa, impuesta por los gremios
o asociaciones de artesano que supervisan cerca de los productos y su venta.
Comienzan trabajando de aprendices son poca o ninguna paga, en el taller de un
maestro. Cuando pasan unos años y es adulto pasa a ser oficial o profesional
cualificado, pero aún no se puede establecer por su cuenta.
EL ARTE
Durante la primera
mitad del siglo, la arquitectura urbana es de formas sobrias, inspirada en la
antigua Roma y elaborada durante el Renacimiento. Principalmente se manifiesta
en el monasterio-palacio-panteón de El Escorial y en los edificios civiles y
religiosos de Madrid. La arquitectura se caracteriza por el uso de volúmenes
compactos y decoración sobria. Los vanos de puertas y ventanitas se hacen de
grafito.
Las temáticas más
frecuentes son la religiosas, al Corte y los temas profanos. Al principio, los
retratos son manieristas, fríos y distantes, con mayor atención a los atributos
del poder, pero con el tiempo iban humanizándose y ganando en naturalidad y
realismo.
LA GUERRA
En ladead Media la
guerra, la decide el caballero vestido de hierro que combate con lanza y
espada. En tiempos del capitán las armas de fuego derrotan a la caballería. Los
arcabucos tienen menor alcance que la ballesta o el arco y disparan más
lentamente.
El tercio español
cuenta con 3000 hombres repartidos en 12 compañías. La forma como un bloque
para defender el terreno conquistado.
La defensa típica es
el cuadro. Una masa de entre 2000 y 3000 hombres, con los piqueros en el
centro, rodeados por mosqueteros y arcabuceros. La alineación que resulta es
lenta cuando maniobra pero tiene mucha potencia en fuego y resiste bien las
cargas del enemigo.
El capitán Alatriste es el título del primer libro de la colección Las aventuras del capitán Alatriste, escrito
por el novelista español Arturo
Pérez-Reverte en conjunción con su hija Carlota.
Ambientado
en el Madrid del siglo XVII, en el Siglo de Oro español (llamado
así por la posición cultural del país), narra las aventuras del personaje
principal, Diego Alatriste y Tenorio, junto con su paje Íñigo Balboa.
- Diego Alatriste y Tenorio, Capitán
Alatriste
- Íñigo
Balboa y Aguirre
- Diego Velázquez
- Francisco de Quevedo
- Álvaro
de la Marca, Conde de Guadalmedina.
- Conde-Duque de Olivares
- Fray Emilio
Bocanegra
- Luis de
Alquézar
- Angélica
de Alquézar
- Gualterio
Malatesta
- Caridad
la Lebrijana
- Felipe IV
Diego Alatriste
Diego
Alatriste y Tenorio, llamado «capitán Alatriste», es un personaje ficticio llevado a la
fama por el novelista y ex reportero Arturo
Pérez-Reverte como protagonista de la serie de novelas Las aventuras del capitán Alatriste. El
apellido Alatriste proviene del primer editor mexicano de Pérez-Reverte:
Seatiel Alatriste. De acuerdo con los datos proporcionados en las novelas
(inspiradas en las memorias de Íñigo Balboa), habría nacido en la actual provincia
de León hacia 1582 y muerto en
la batalla
de Rocroi en 1643. El «capitán» Diego Alatriste y
Tenorio habría sido un soldado de los Tercios Viejos, espadachín a sueldo y
mentor de Íñigo Balboa.
Biografía
A temprana
edad de los 13 años, se alista como paje-tambor en el Tercio Viejo de
Cartagena que marcha a Flandes mintiendo
sobre su edad. En ese mismo viaje, conoce al futuro capitán Alonso
de Contreras. Hacia 1596 asiste a su primera batalla en el
asalto de Calais, donde por
su valentía sienta plaza de soldado cuando aún no ha cumplido los quince años.
Llegan las Guerras con Francia y las
luchas en Amiens. A los 17
años tiene el primer duelo y mata a su adversario. Vive los motines de las
tropas mal pagadas en los Países Bajos.
Con 18 años
de edad, y cinco que lucha en Flandes, participa
en la Batalla de las Dunas y en el asedio
de Ostende con su tercio. Combate primero bajo el mando del
viejo conde de Guadalmedina, Álvaro de la Marca, y luego con Spínola en la toma
de Ostende y Linghen frente a Mauricio
de Nassau. A los 24 años participa en la encamisada del río
donde gana el apodo de capitán.
Hacia 1610, durante
la Tregua de los doce años, vuelve a España y participa
en la expulsión de los moriscos y en la represión de los rebeldes en Valencia.
Tras pedir su baja como soldado en el Tercio de Cartagena se dirige a Nápoles y se enrola
en el Tercio de Nápoles luchando contra turcos y venecianos. Según él
porque " Puesto a degollar infieles mejor que sean adultos y pueden
defenderse ". En esta época, conoce a Álvaro de la Marca y le salva la
vida, lo que hace gozar de buena reputación y se establece, pero se ve obligado
a huir a España tras un asunto de faldas.
Así, en 1616 se presenta
como espadachín a sueldo en Sevilla,
trasladándose más tarde al Madrid de los Austrias. En 1618 se alista de nuevo con Spínola que
recluta tropas de nuevo para el Tercio Viejo de Cartagena, él mismo lo
recomienda para sentar plaza de sargento. En esta
misma campaña muere su amigo Lope Balboa, no sin antes pedirle que se encargue
de criar a su hijo Íñigo. En 1620 marcha a Alemania junto a
otros 8.000 soldados para auxiliar al Emperador Fernando de Austria. Invaden el
Palatinado el 6 de agosto. Cruzan el Rin 30.000
hombres y toman 30 plazas fuertes en seis meses, hasta que llegan los fríos del
invierno. Mata a un alférez en duelo y es
degradado y condenado a la horca. Pero salva
la vida del maestre de campo tras matar a tres soldados alemanes durante la batalla de Jülich, y lo
indulta.
Tras la
reanudación de los conflictos en los Países Bajos en 1622 el Tercio de Cartagena se
reconstruye, y es asignado a Fernández
de Córdoba para luchar contra los protestantes. El 29 de
agosto interviene en la sangrienta batalla de Fleurus contra las tropas del duque Christian de Brunswick. El Tercio
de Cartagena sufre numerosas bajas y Alatriste resulta muy gravemente herido.
Vida novelada
En 1623
Alatriste es licenciado, y se le concede a un beneficio de cuatro escudos al
año que nunca le pagarán, vuelve a España estableciéndose definitivamente en
Madrid y recibe a Íñigo Balboa como paje. Al poco ocurre la aventura de los dos
ingleses: El príncipe Carlos y el Duque de Buckingham (El
capitán Alatriste) y más tarde Íñigo tiene problemas con el Santo Oficio (Limpieza
de sangre).
Hacia 1625
se alista de nuevo, con Iñigo como mochilero que ya tiene 14 años. Llegan a
Flandes por el camino español. Tiene lugar el asalto y saqueo de Oudkerk
y el sitio de Breda, donde asisten a la rendición de
Breda, el 5 de junio. (El sol de Breda)
Desmovilizado, viaja a España por mar y, entre Cádiz y Sevilla,
ocurre la aventura del oro del Niklaasbergen. En compensación el rey le regala
una cadena de oro por sus servicios (El oro del rey). Durante
los años 1626 y 1627, de nuevo en la villa y corte, cae de nuevo en amores con
María de Castro y tiene nuevos problemas con la justicia. Salva la vida del rey
en un atentado en El Escorial y este le
otorga secretamente la Grandeza
de España (El caballero del jubón amarillo). Ese mismo
verano Iñigo y él embarcan en las galeras de Levante para luchar contra el Corso en Berbería y la costa
griega. Mientras se suceden riñas y desavenencias entre Iñigo y Alatriste (Corsarios
de Levante).
Diego Velázquez
Velázquez se
autorretrató en 1656 en su
cuadro más emblemático, Las Meninas. Se
representó pintando. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se
aprecia su estilo final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos
colores que utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden
de Santiago que lleva en su pecho fue añadida al cuadro
posteriormente.
Diego
Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, hacia el 5 de junio de 15991 – Madrid, 6 de agosto de 1660), conocido
como Diego Velázquez, fue un pintor barroco,
considerado uno de los máximos exponentes de la pintura
española y maestro de la pintura universal.
Pasó sus
primeros años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de
iluminación tenebrista, por
influencia de Caravaggio y sus
seguidores. A los 24 años se trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del
rey Felipe
IV y cuatro
años después fue ascendido a pintor
de cámara, el cargo más importante entre los pintores de la
corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo consistía en pintar retratos del rey y
de su familia, así como otros cuadros destinados a decorar las mansiones
reales. La presencia en la corte le permitió estudiar la colección real de
pintura que, junto con las enseñanzas de su primer viaje a Italia, donde
conoció tanto la pintura antigua como la que se hacía en su tiempo, fueron
influencias determinantes para evolucionar a un estilo de gran luminosidad, con
pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras
como La rendición de Breda. En su
última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado alcanzando
un dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del papa Inocencio X, pintado en
su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.
Su catálogo
consta de unas 120 o 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se
produjo tardíamente, hacia 1850.2 Alcanzó su
máxima fama entre 1880 y 1920, coincidiendo con los pintores impresionistas franceses, para los
que fue un referente. Manet se sintió
maravillado con su pintura y lo calificó como «pintor de pintores» y «el más
grande pintor que jamás ha existido». La parte fundamental de sus cuadros que
integraban la colección real se conserva en el Museo del Prado en Madrid
Primeros años en Sevilla
Diego
Rodríguez de Silva y Velázquez fue bautizado el 6 de junio de 1599 en la Iglesia de San Pedro de Sevilla. Sobre la
fecha de su nacimiento, Bardi se aventura a decir, sin dar más detalles, que
probablemente nació el día anterior a su bautizo, es decir, el 5 de junio de
1599.1
Sus padres
fueron Juan Rodríguez de Silva, nacido en Sevilla, aunque de origen portugués (sus
abuelos paternos Diego Rodríguez y María Rodríguez de Silva se habían
establecido en la ciudad procedentes de Oporto) y Jerónima
Velázquez, sevillana de nacimiento.3 Se habían
casado en la misma iglesia de San Pedro el 28 de diciembre de 1597.4 Diego, el
primogénito, sería el mayor de ocho hermanos.5 Velázquez,
como su hermano Juan, también «pintor de imaginería», adoptó el apellido de su
madre según la costumbre extendida en Andalucía, aunque
hacia la mitad de su vida firmó también en ocasiones «Silva Velázquez»
utilizando el segundo apellido paterno.6
Se ha
afirmado que la familia figuraba entre la pequeña hidalguía de la
ciudad.7 8 Sin
embargo, y a pesar de las pretensiones nobiliarias de Velázquez, no hay pruebas
suficientes que lo confirmen. El padre, tal vez hidalgo, era notario
eclesiástico, oficio que solo podía corresponder a los niveles más bajos de la
nobleza y, según Camón Aznar, debió de vivir con suma modestia, próxima a la
pobreza.9 El abuelo
materno, Juan Velázquez Moreno, era calcetero, oficio
mecánico incompatible con la nobleza, aunque pudo destinar algunos ahorros a
inversiones inmobiliarias.10 Los
allegados del pintor alegaban como prueba de hidalguía que, desde 1609, la
ciudad de Sevilla había comenzado a devolverle a su bisabuelo Andrés la tasa
que pesaba sobre «la blanca de la carne», impuesto al consumo que sólo debían
pagar los pecheros,11 y en 1613
comenzó a hacerse lo mismo con el padre y el abuelo. El propio Velázquez quedó
exento de su pago desde que alcanzó la mayoría de edad. Sin embargo, esta exención
no fue juzgada suficiente acreditación de nobleza por el Consejo de Órdenes Militares cuando en
la década de los cincuenta se abrió el
expediente para determinar la supuesta hidalguía de Velázquez, reconocida
únicamente al abuelo paterno, de quien se decía que había sido tenido por tal
en Portugal y Galicia.12
Aprendizaje
La Sevilla
en que se formó el pintor era la ciudad más rica y poblada de España, así como
la más cosmopolita y abierta del Imperio. Disponía
del monopolio del
comercio con América y tenía una
importante colonia de comerciantes flamencos e
italianos.13 También era
una sede eclesiástica de gran importancia y disponía de grandes pintores.14
Su talento
afloró a edad muy temprana. Recién cumplidos los diez años, según Antonio
Palomino, comenzó su formación en el taller de Francisco Herrera el Viejo, pintor
prestigioso en la Sevilla del siglo XVII, pero de
muy mal carácter y al que el joven alumno no habría podido soportar. La
estancia en el taller de Herrera, que no ha podido ser documentada, hubo de ser
necesariamente muy corta, pues en octubre de 1611 Juan Rodríguez firmó la «carta de
aprendizaje» de su hijo Diego con Francisco Pacheco,
obligándose con él por un periodo de seis años, a contar desde diciembre de 1610, cuando
pudo haber tenido lugar la incorporación efectiva al taller del que sería su
suegro.15 16
En el taller
de Pacheco, pintor vinculado a los ambientes eclesiásticos e intelectuales de
Sevilla, Velázquez adquirió su primera formación técnica y sus ideas estéticas. El
contrato de aprendizaje fijaba las habituales condiciones de servidumbre: el
joven aprendiz, instalado en la casa del maestro, debía servirle «en la dicha
vuestra casa y en todo lo demás que le dixéredes e mandáredes que le sea onesto
e pusible de hazer»,17 mandatos
que solían incluir moler los colores, calentar las colas, decantar los barnices, tensar los
lienzos y armar bastidores entre otras
obligaciones.18 El maestro
a cambio se obligaba a dar al aprendiz comida, casa y cama, a vestirle y
calzarle, y a enseñarle el «arte bien e cumplidamente según como vos lo sabéis
sin le encubrir dél cosa alguna».17
Francisco
Pacheco.
Juicio Final.
Juicio Final.
Pacheco era
un hombre de amplia cultura, autor de un importante tratado, El arte de la
pintura, que no llegó a ver publicado en vida. Como pintor era bastante
limitado, fiel seguidor de los modelos de Rafael y Miguel
Ángel, interpretados de forma dura y seca. Sin embargo, como dibujante realizó
excelentes retratos a lápiz.
Aun así, supo dirigir a su discípulo y no limitar sus capacidades.15 Pacheco es
más conocido por sus escritos y por ser el maestro de Velázquez que como
pintor. En su importante tratado, publicado póstumamente en 1649 e
imprescindible para conocer la vida artística española de la época, se muestra
fiel a la tradición idealista del anterior siglo XVI y poco
proclive a los progresos de la pintura naturalista flamenca e italiana, sin
embargo muestra su admiración por la pintura de su yerno y elogia los bodegones con figuras
de marcado carácter naturalista que pintó en sus primeros años. Tenía un gran
prestigio entre el clero y era muy
influyente en los círculos literarios sevillanos que reunían a la nobleza local.19
Así
describió Pacheco este periodo de aprendizaje: «Con esta doctrina [del dibujo]
se crio mi yerno, Diego Velásques de Silva siendo muchacho, el cual tenía
cohechado un aldeanillo aprendiz, que le servía de modelo en diversas acciones
y posturas, ya llorando, ya riendo, sin perdonar dificultad alguna. Y hizo por
él muchas cabezas de carbón y realce en papel azul, y de otros muchos
naturales, con que granjeó la certeza en el retratar».20 21
No se ha
conservado ningún dibujo de los que debió realizar de este aprendiz, pero es
significativa la repetición de las mismas caras y personas en algunas de sus
obras de esta época22 (véase por
ejemplo el muchacho de la izquierda en Vieja friendo huevos o en El aguador de Sevilla).
Justi, el primer
gran especialista sobre el pintor, consideraba que en el breve tiempo que pasó
con Herrera debió transmitirle el impulso inicial que le dio grandeza y
singularidad. Le debió enseñar la «libertad de mano», que Velázquez no
alcanzaría hasta años más tarde en Madrid, aunque la ejecución libre era ya un
rasgo conocido en su tiempo y anteriormente se había encontrado en El Greco.
Posiblemente su primer maestro le sirviese de ejemplo en la búsqueda de su
propio estilo, pues las analogías que se encuentran entre los dos son sólo de
carácter general. En las primeras obras de Diego se encuentra un dibujo
estricto atento a percibir la exactitud de la realidad del modelo, de plástica
severa, totalmente opuesto a los contornos sueltos de la tumultuosa fantasía de
las figuras de Herrera. Continuó su aprendizaje con un maestro totalmente diferente.
Así como Herrera era un pintor nato muy temperamental, Pacheco era culto pero
poco pintor, que lo que más valoraba era la ortodoxia. Justi concluía al
comparar sus cuadros que Pacheco ejerció poca influencia artística en su
discípulo.7 Mayor
influencia hubo de ejercer sobre él en los aspectos teóricos, tanto de carácter
iconográfico, por
ejemplo en su defensa de la Crucifixión con cuatro clavos, como en lo
que se refiere al reconocimiento de la pintura como un arte noble y liberal,
frente al carácter meramente artesanal con que era
percibido por la mayoría de sus contemporáneos.23
Debe
advertirse, con todo, que de haber sido discípulo de Herrera el Viejo, lo
habría sido en los inicios de su carrera, cuando éste contaba alrededor de
veinte años y ni siquiera se había examinado como pintor, lo que sólo haría en 1619 y
precisamente ante Francisco Pacheco.24 Jonathan
Brown, que no toma en consideración la supuesta etapa de formación con Herrera,
apunta otra posible influencia temprana, la de Juan de Roelas, presente
en Sevilla durante los años de aprendizaje de Velázquez. Habiendo recibido
importantes encargos eclesiásticos, Roelas introdujo en Sevilla el incipiente naturalismo
escurialense, distinto del practicado por el
joven Velázquez.25
Francisco de Quevedo
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Nombre completo
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Francisco Gómez de Quevedo Villegas y
Santibáñez Cevallos
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Nacimiento
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Defunción
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Ocupación
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Nacionalidad
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Período
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Lengua de producción literaria
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Movimientos
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Firma
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Francisco
Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14
de septiembre de 15801 – Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645), conocido
como Francisco de Quevedo, fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata
de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura española y
es especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas
y obras dramáticas.
Quevedo
nació en Madrid en el seno
de una familia de hidalgos
provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo),
en las montañas de Cantabria.2 3 Fue
bautizado en la parroquia de San Ginés el 26
de septiembre de 1580. Su infancia transcurrió en la
Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban
altos cargos en Palacio. Su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y
su padre, Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe
II, María de Austria. Huérfano de padre a los seis años,
le nombraron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanueva. En 1591
falleció su hermano Pedro. Pasó al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, en lo que
hoy es el Instituto de San Isidro de Madrid.4 y estudió
Teología en Alcalá sin llegar
a ordenarse, así como lenguas antiguas y modernas. Durante la estancia de la
Corte en Valladolid parece ser
que circularon los primeros poemas de Quevedo, que imitaban o parodiaban los de
Luis
de Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, y el poeta
cordobés detectó con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a
su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le
contestó y ese fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte
del cisne cordobés, quien dejó en estos versos constancia de la deuda que
Quevedo le tenía contraída.5
Gaspar de Guzmán y
Pimentel Ribera y Velasco de Tovar (Roma,
6 de enero de 1587
- Toro, 22 de julio de 1645)
fue un noble y político español, III conde de Olivares,
I duque de
Sanlúcar la Mayor, I marqués de Heliche,
I conde de Arzarcóllar
y I príncipe de Aracena,
conocido como el conde-duque de Olivares, valido del rey Felipe IV
(que reina hasta 1665
Reseña biográfica
Nieto de Pedro Pérez de Guzmán y Zúñiga, I conde
de Olivares, y bisnieto del III duque de Medina Sidonia, nació en
Roma, donde su padre, Enrique
de Guzmán, era embajador de España. Vivió en Italia hasta los
doce años, pues su padre fue sucesivamente virrey de Sicilia y de Nápoles. Como
tercer1 hijo de la Casa
de Olivares, rama menor de la poderosa Casa de Medina Sidonia, se le destinó
a la carrera eclesiástica. A los catorce años fue enviado a estudiar derecho
canónico a la Universidad de Salamanca. Sin
embargo, las muertes sucesivas de sus dos hermanos mayores le convirtieron en
heredero del título, de forma que tuvo que abandonar en 1604 los estudios para acompañar a su
padre en la corte de Felipe
III, donde éste había sido nombrado miembro del Consejo de Estado y Contador
Mayor de Cuentas. Al morir su padre en 1607, heredó el mayorazgo de Olivares y se
concentró en cortejar a su prima, Inés de Zúñiga y Velasco, con la que se
casaría ese año, con la pretensión de obtener el título de Grande
de España. Ante el fracaso en esta pretensión, se retiró a Sevilla para
administrar sus dominios, donde pasaría ocho años y compraría la jurisdicción
de la villa de Bollullos de la Mitación.
Ascenso al poder
En 1615 consiguió
que Francisco de Sandoval, duque de Lerma, lo
nombrase gentilhombre de cámara del príncipe Felipe, futuro Felipe
IV, con lo que
regresó a la corte. Desde ese cargo intervino en las luchas de poder entre el valido del rey, el
duque de Lerma y su hijo,
el duque de Uceda, apoyando a
este último. A la caída de aquel, en 1618, Olivares se encontró formando
parte de la facción ganadora. Desde ese papel, emprendió la creación de un polo
de poder alternativo, apoyándose en su tío Baltasar de Zúñiga y Velasco, que había
sido llamado a la corte en 1617 por el duque de Uceda, a
sugerencia de Olivares. Éste, hombre inteligente y de gran influencia, supo
hacerse con el favor del futuro Felipe
IV, de forma
que cuando accedió al trono en 1621 lo nombró favorito en lugar del duque de Uceda, triunfando
la facción de Olivares. El 10 de abril de ese año, el rey concedió a Olivares
el título de grande
de España, utilizando la fórmula convencional «Conde de
Olivares, cubríos». Finalmente, a la muerte de su tío en 1622, se hizo
cargo del gobierno como valido.
En lo
tocante a la política que habría de seguir en Nueva España, envió para poner en
práctica su proyecto reformista al marqués de los Gelves, hombre ya
viejo para la época pero acostumbrado a obedecer.
Desde 1622
sus cargos en la corte fueron Sumiller de Corps y Caballerizo
mayor, con los que se garantizaba el acceso constante a la persona del rey,
tanto dentro de palacio como cuando salía de caza, e incluso con la obligación
de dormir en sus aposentos. Desde 1636 también fue camarero mayor. Aparte de
otras dignidades y oficios, llegó a ser Comendador Mayor de la orden
de Alcántara, Alcaide del Alcázar de Sevilla, Gran
Canciller de Indias, General de la caballería española, Tesorero general de la Corona
de Aragón y Teniente General. Tuvo asiento en las Cortes
de Castilla.
Felipe IV de España
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Predecesor
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Sucesor
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Información personal
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Nacimiento
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Fallecimiento
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Residencia
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Familia
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Casa Real
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Padre
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Madre
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Consorte
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Descendencia
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Firma
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Felipe IV de
Austria (o Habsburgo) (Valladolid, 8 de abril de 1605 – Madrid, 17
de septiembre de 1665), llamado el Grande o
el Rey Planeta, fue rey de España2 desde el 31 de marzo de 1621 hasta su
muerte, y de Portugal desde la misma fecha hasta diciembre de 1640. Su reinado
de 44 años y 170 días fue el más largo de la casa de Austria y el
tercero de la historia española, siendo superado sólo por Felipe
V y Alfonso XIII, aunque los primeros dieciséis años
del reinado de este último fueron bajo regencia.
Durante la
primera etapa de su reinado compartió la responsabilidad de los asuntos de
Estado con don Gaspar
de Guzmán, Conde-Duque de Olivares, quien
realizó una enérgica política exterior que buscaba mantener la hegemonía
española en Europa. Tras la
caída de Olivares, se encargó personalmente de los asuntos de gobierno, ayudado
por cortesanos muy influyentes, como Luis
Méndez de Haro, sobrino de Olivares, y el duque de Medina de las Torres.
Los exitosos
primeros años de su reinado auguraron la restauración de la preeminencia
universal de los Habsburgo, pero la guerra constante de la Europa protestante y
la católica Francia contra España condujeron al declive y ruina de la Monarquía
Hispánica, que hubo de ceder la hegemonía en Europa a la pujante Francia de Luis XIV, así como
reconocer la independencia de Portugal y las Provincias Unidas.
Felipe
Domingo Víctor de la Cruz nació el 8 de abril de 1605 en el Palacio Real de Valladolid. Fue el
tercero de los ocho hijos, y primer varón, del matrimonio habido entre Felipe
III de España y su prima segunda (sus abuelos Felipe
II de España y Carlos
II de Estiria eran primos) la archiduquesa Margarita de Austria. A las
siete semanas de nacer fue llevado a la pila bautismal de la iglesia conventual de San Pablo de Valladolid en brazos
del ambicioso valido de Felipe
III, el Duque de Lerma.
Reinado
Cuando se
aproximaba el fin del reinado de Felipe
III, las intrigas palaciegas se disputaban la confianza del futuro rey, el Príncipe
de Asturias que llegaría a ser Felipe IV. El valido del rey, el Duque
de Lerma, luchaba por obtener el favor del monarca con el apoyo de su yerno, el Conde
de Lemos y de su primo, Fernando de Borja, gentil
hombre de la cámara del príncipe, frente a sus dos hijos, el Duque
de Uceda y el Conde
de Saldaña. Olivares, que durante tanto tiempo había sido un
personaje aislado en aquella casa, se había convertido en un estrecho aliado de
los hijos contra su padre.
También
aprovechó el Conde-duque la posición de su tío Baltasar de Zúñiga en el Consejo de Estado (que él
mismo había propiciado) para mover los hilos de palacio.
El Conde-Duque de Olivares a caballo (c. 1634), cuadro de
Diego
Velázquez, expuesto en el Museo del Prado.
Tras la
muerte del rey en 1621 debido a unas fiebres que contrajo
en 1619 al regreso
de un viaje a Portugal, donde su
hijo había sido jurado como heredero de la corona portuguesa, el nuevo rey
Felipe IV escogió al Conde-duque de Olivares como
valido.
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